9 de diciembre de 2012

Disfrutándonos...

Después de un largo puente de 9 días, esto llega a su fin. 
He estado toda la semana con Noíta, y nos ha dado tiempo a disfrutarnos al máximo. 
Ha habido tiempo para todo y para nada, para ir de excursión al monte con una amiguita del cole, a Francia, para visitar a amigas, para estar con la familia, para poner el árbol, para jugar, para sacar los juguetes, para sacar más juguetes... 
Para descubrir que con tres años (vale, casi cuatro) es capaz de escribir algunas palabras como Noa, Mamá, Paloma... sin modelo a copiar, deletreando y analizando cada fonema. (Véase "Admiración de madre")

La verdad es que la enana ha estado genial. No sé si la Navidad, tantos días de fiesta o la alineación de los astros ha hecho que esté muy activa, a veces sin poder parar, de moverse, de hablar. Me ha vuelto loca jugando a papás, a mamás, a tíos, a hermanas...Este fin de semana no ha dejado de jugar a que yo era su mamá, ella su papá y nos poníamos guapos para casarnos... Ejem.

En el afán de dedicarnos todo el tiempo, las tareas de la casa han pasado a un segundo, bueno, a un tercer plano... Y a mi me ha dado por pensar como se apañaban nuestras madres y abuelas para criar a dos o tres hijos, trabajar y tener la casa a raya, ¡incluida limpieza de ventanas y azulejos! (¡Ah!... ¿Que no se limpian con la lluvia?...)
En mi caso, con mucho esfuerzo, me ha dado tiempo de fregar día a día los platos. Punto.

Pero hemos pasado muchos ratos bonitos, contemplándonos, durmiendo juntas, contando historias, recargando pilas... Y haciendo crepes para merendar. Bueno, según Noa, CREST. 
Os dejo las fotos de la cocinillas de mi casa. Que está claro que no soy yo.



No sé porqué, Noa se eligió a sí misma la responsable de untar la Nutella en los "crest"...


Pues ahora a esperar la Navidad, con un montón de días de fiesta, con sus más y con sus menos...Que con dos semanas escasas y mi cumpleaños de por medio, llega enseguida.


5 de diciembre de 2012

Días Especiales...


Ayer, y como cada Puente de Diciembre, decoramos la casa con las cositas navideñas. Pusimos el árbol y Noa dio rienda suelta a la imaginación con el Belén. Le pedí que lo pusiera ella, que lo colocara como más le apetecía. 
Y acabé colocándolo yo cuando se acostaba, porque en una tarde fue el Belén más dinámico que yo había visto en mi vida. 

"Mira, esta es la mamá. Este el padre, José. Este el Niño. ¡¡Mamá!! ¡¡Se llama Jesús, como Jesús Mari!! Y estos son: un rey, otro rey, otro rey...Y el abuelo". (Creo que se refería al pastor). "Y este hacha - parte del atrezzo del portal - es para cortar la cabeza al rey" (¡Qué radical la anti-monárquica...!)

Y se ve que tanta familia y tanta nostalgia, le llevó a una de las preguntas que yo más temía.

-Mamá, y ¿cuando voy a tener yo un hermanito o hermanita?

...(Silencio incómodo-piensarrápido por mi parte)

- ¿Y para qué quieres tú un hermanito o hermanita? (La mejor respuesta, otra pregunta)
- Para jugar...
- Cariño, ya me imagino que muchas veces te apetecerá tener una hermanita, pero tu ya tienes muchas amiguitas para jugar y además estamos muy tranquilas las dos solas... (Poco rápida y convincente, sálvese quien pueda...)

...

- Además cuando estés con mamá podemos quedar con otros niños, o con otros bebés, como Ion e Ibai...

- ¡¡MAMÁ!! ¡¡PERO YO NO QUIERO JUGAR CON TUS AMIGOS, QUIERO JUGAR CON MI HERMANITO O HERMANITA!!

Más razón que un santo.

Me callé.
Y no estuve muy avispada en la conversación. Posiblemente porque yo soy la primera que me hubiera gustado darle un hermanito o hermanita y ahí me tiene "agarrada de las tripas"...



Un par de horas más tarde, comentando la conversación con la yaya y ella, acabamos diciéndole que le pidiera un primo a la tía, que además viviendo tan cerca, ella lo podría cuidar.
Le gustó la idea y le pregunté:

-  ¿Que le vas a pedir a la tía y al tío que hagan para darte un primo?

Y ni corta ni perezosa contestó:

- ¡QUE LO PIDAN EN DÍAS ESPECIALES!

Ole, ole y ole... Cuánto pagaría por conocer al completo la versión de la teoría de la semillita de mi hija. Pero casi que no voy a seguir hurgando, no sea que me sorprenda nuevamente...


1 de diciembre de 2012

Todo lo que Contiene un Beso...




Hoy ha sido un día normal. De esos en los que cuesta levantarse. De esos a los que a la mañana le faltan minutos para jugar  y le sobran cosas para hacer y preparar. 
Tras comprobar que llevábamos mi bolso, mi maleta del trabajo, la mochila de ropa de Noa para el fin de semana porque lo va a pasar con papá, su bebé, su bolsita del almuerzo...como siempre, bueno, con bastantes grados de menos, hemos ido al colegio. Algo justas de tiempo. Noa ha estado dos días malita sin ir a clase y le pesaban las piernas y los pasos más de lo normal a lo largo del patio. 
Ya en el tren, la fila para entrar a clase, me he preocupado de meterle a Noa las manoplas en los bolsillos, para que no se perdieran, de saludar a sus amigos y preocuparme de que ella saludara. De que agarrara con una mano bien el muñeco que le acompaña cada día, de que con la otra, además de agarrar del abrigo de la niña que iba delante, sujetara con el codo la bolsita del almuerzo. De que la sujetara mejor, porque arrastraba por el suelo y se iba a ensuciar... De atarle el último botón del abrigo porque se quejaba de frío. Todo ello mientras el Tren ya había empezado a caminar... Y han entrado.
Y me he dado cuenta de que por primera vez, no le había dado un beso antes de entrar a la escuela. No le había dicho cuánto la quiero, como cada vez que suena el timbre de entrada por la mañana. No me había dado cuenta de que hasta el domingo por la noche no se lo daré. He corrido a una de las ventanas, para mandárselo por el aire. Y ella me ha estado buscando con la mirada en la otra ventana. Me he asomado rápidamente a una puerta desde donde se le ve pasar justo antes de entrar en la clase. Pero otra mamá ha salido por ella y la ha cerrado. Y no la he visto.
Y me he ido con una congoja increíble en el estómago. Quería decirle con un beso que le quiero, que disfrute jugando en el colegio, que se lo pase genial con papá el fin de semana, que se cuide el catarro, que le estaré esperando feliz el domingo, que voy a estar pensando en ella estos tres días... Y no he podido. 
Y a la vez pensaba que era una tontería, que ella ya lo sabe y yo estaba medio loca. Pero el día para mí ya no ha sido igual. Seguro que para ella sí. He llamado enseguida a su papá para que le diera estos mensajes de mi parte. Hemos bromeado sobre esta necesidad que es mía y no de Noa, pero a mi me ha tranquilizado. A la salida del cole su papá le ha transmitido mis mensajes, y creo que saldré impune de ésta...
Por si le queda alguna duda, yo lo escribo en el Blog para cuando ella pueda leer... y sepa que ese día que no me encontró en la ventana, le quería igual que el resto de los días...
¡Cuánto contienen los besos y qué necesarios son...!