18 de noviembre de 2015

Conversaciones...

Pequeña… Hay una conversación que tengo pendiente contigo. Que me angustia, inquieta, enfada y entristece a partes iguales… No tiene que ver con el origen de los bebés, la negociación de una hora de llegada o el afrontar un curso difícil. No. Eso lo sortearemos como buenamente podamos.
Tiene que ver con las miles de preguntas que brotarán en tu cabecita cuando te enteres de que el ser humano no es tan bueno como habías imaginado. Ni tan listo, ni tiene tan buenas intenciones. Tiene que ver con explicarte porqué hay personas que pierden la cabeza y el sentido común matando a otras. Por qué hay tantas personas sin escrúpulos ni empatía y les da igual pasar por encima de sus valores (si es que los tienen) con tal de comulgar con unos intereses, creencias, o religiones.
Me va a resultar muy difícil explicarte el porqué un día el ser humano creó fronteras, banderas, y rayitas en los mapas, y no porque vendrían ya dibujadas en los libros de geografía, sino por la necesidad de creernos superiores al que tenemos al lado.
Me va a ser complicado convencerte de que algunos de tus amigos del colegio (sí, esos por ejemplo que no comen cerdo en el comedor, las chicas que cubren su cabeza con un pañuelo, o esas amigas que tienes que tienen la piel de otro color diferente al tuyo), son igual de buenos o de malos amigos que cualquier otro. A día de hoy estoy orgullosa de que lo creas así, pero con el camino que llevamos, es fácil que algunas personas te hagan cambiar de idea sin que te des cuenta.
Me va a ser casi imposible ocultar el terror que tengo a que un día te puedas ver implicada de alguna forma en esta mierda sólo porque algunos lo decidan así. Espero que siempre te sientas libre de decidir.
Pero pequeña, hasta esa conversación, y después también, voy a dejarme la piel en demostrarte que hay seres humanos, la mayoría, que son buenos por naturaleza.
Porque así lo creo y lo quiero pensar...
Te educaré intentando dar valor a los pequeños momentos, a los pequeños actos de generosidad que pueden ser inmensos, al dar sin esperar recibir a cambio, al RESPETO y la TOLERANCIA, así, con mayúsculas… Dando valor al diálogo, a eso que haces tan bien como es ponerte en el lugar del otro (se llama empatía), o dejar que las personas, y la vida, te emocionen.
Te ayudaré a entender la importancia de ser crítica con lo que te rodea, de cuestionarte TODO lo que se te ponga delante de la nariz (me voy a acordar de esto en la adolescencia, lo sé...). Para ello tienes que crecer fuerte por dentro, y tu tienes medio camino hecho, porque lo eres un rato.
Y ojalá, pequeña, que a pesar de lo que ocurra allá afuera, decidas pasar por esta vida haciéndola un poquito mejor…