Y volvemos a la rutina... Que de alguna manera, hacía falta, porque la princesa ha venido de sus vacaciones estivales, a demás de muy mayor, asilvestrada. Tenía ganas de retomar estos ratitos con el ordenador, pero a la vez, han sido unos días de tanto cambio (y a la vez, ninguno) que no sabía por donde empezar a contar.
Bueno, la primera noticia es que la princesa ya no usa pañal. Ha sido cuestión de 5-7 días, y desde el tercer día, tampoco lo ha usado por la noche. Si es que, además de ser lo más bonito del mundo, es una campeona...
Esto reafirma mi idea sobre nuestra intervención excesiva en el desarrollo de los niños, de que llegan los dos años, y muchas mamás se estresan (con ayuda de las abuelas, que no dejan de recordarnos que antes se quitaban los pañales mucho antes) y quieren quitar los pañales YA. O llega el verano y parece que es la época en la que, pensando más en el calendario que en nuestro príncipe o princesa, decidimos que tiene que estar preparado para contener sus esfínteres... O vemos asomar la etapa escolar y nos entra la prisa acuciante para dejar definitivamente el pañal, pensando nuevamente en la normativa más que en la evolución particular de nuestro pequeño. Y luego vienen tediosos procesos, padres preocupados, niños ansiosos por no poder complacer al adulto en su demanda de contener el pis o la caca, cuando en realidad no son capaces físicamente. Miramos al calendario, al colegio, a la edad cronológica...no a nuestro hijo y su naturaleza, a quien deberíamos escuchar un poquito más. En fin, que me pierdo...
Bueno, independientemente de que fuera verano, los que estábamos a su alrededor, sabíamos que la princesa estaba preparada para dejar el pañal, y jugando un poco y reforzándola cuando lograba llegar al orinal, los dejó de utilizar en 5 días. Al segundo día (utilizando solo el pañal de noche), y cuando descubrió el placer de ir de nudista por la vida, la princesa se inventó la excusa de que el pañal, por la noche "le hacía pupu". Así que, con plena confianza en la capacidad de mi niña, la tercera noche lo quitamos definitivamente.
Y así, hasta el día de hoy (exceptuando una tarde, que estaba más nerviosa y tuvo algún escape).
Mi niña ha dejado los pañales con dos años y medio, tarde para muchos, pero ha sido algo relajado, breve y divertido para las dos. Los ha dejado, cuando ha sido emocional y físicamente capaz, y cuando los demás, hemos confiado, de verdad, en ella.
Por cierto, lo de asilvestrada lo decía en parte porque ahora que hemos vuelto del paraíso a la rutina, Noa le ha cogido gusto a sentir el airecito por todo su cuerpo y sigue empeñada en desnudarse en todos los sitios...¡Por lo menos el pañal le tapaba el culo!
Por cierto, lo de asilvestrada lo decía en parte porque ahora que hemos vuelto del paraíso a la rutina, Noa le ha cogido gusto a sentir el airecito por todo su cuerpo y sigue empeñada en desnudarse en todos los sitios...¡Por lo menos el pañal le tapaba el culo!
Pero este no ha sido su único pasito en el camino hacia la autonomía de la princesa...
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