Después de un largo puente de 9 días, esto llega a su fin.
He estado toda la semana con Noíta, y nos ha dado tiempo a disfrutarnos al máximo.
Ha habido tiempo para todo y para nada, para ir de excursión al monte con una amiguita del cole, a Francia, para visitar a amigas, para estar con la familia, para poner el árbol, para jugar, para sacar los juguetes, para sacar más juguetes...
Para descubrir que con tres años (vale, casi cuatro) es capaz de escribir algunas palabras como Noa, Mamá, Paloma... sin modelo a copiar, deletreando y analizando cada fonema. (Véase "Admiración de madre")
La verdad es que la enana ha estado genial. No sé si la Navidad, tantos días de fiesta o la alineación de los astros ha hecho que esté muy activa, a veces sin poder parar, de moverse, de hablar. Me ha vuelto loca jugando a papás, a mamás, a tíos, a hermanas...Este fin de semana no ha dejado de jugar a que yo era su mamá, ella su papá y nos poníamos guapos para casarnos... Ejem.
En el afán de dedicarnos todo el tiempo, las tareas de la casa han pasado a un segundo, bueno, a un tercer plano... Y a mi me ha dado por pensar como se apañaban nuestras madres y abuelas para criar a dos o tres hijos, trabajar y tener la casa a raya, ¡incluida limpieza de ventanas y azulejos! (¡Ah!... ¿Que no se limpian con la lluvia?...)
En mi caso, con mucho esfuerzo, me ha dado tiempo de fregar día a día los platos. Punto.
Pero hemos pasado muchos ratos bonitos, contemplándonos, durmiendo juntas, contando historias, recargando pilas... Y haciendo crepes para merendar. Bueno, según Noa, CREST.
Os dejo las fotos de la cocinillas de mi casa. Que está claro que no soy yo.
No sé porqué, Noa se eligió a sí misma la responsable de untar la Nutella en los "crest"...
Pues ahora a esperar la Navidad, con un montón de días de fiesta, con sus más y con sus menos...Que con dos semanas escasas y mi cumpleaños de por medio, llega enseguida.