Cambios. Nuevos retos. Hace ya casi un año que la vida me colocó
en el camino a alguien que me puso todo patas arriba. Alguien del que estoy
aprendiendo y que me hace aprender sobre mí. Alguien que me remueve lo que daba
por cerrado y a la vez que me abre a otras oportunidades. Alguien con una
historia muy difícil en la mochila, por la que también estamos luchando…
(“¿Quién me mandaría a mi?”, me pregunto a veces…). Alguien que trae consigo
otras dos pequeñas joyas de la edad de la princesa y se convierten de la noche
a la mañana en dos importantes compañeros de juegos.
Y el tiempo y las cosas se suceden de tal forma, que cuando
abro los ojos me doy cuenta de que estamos metidas en una historia que hay que
afrontar. Con mimo, dedicación y cuidado. Con nuevos aprendizajes hechos que
hacen saltar alarmas antes de que sea demasiado tarde. Que supone muchas
ilusiones pero también kilos de miedo, un miedo que a veces paraliza. Y
entonces me sorprendo sobreprotegiéndome o sobreprotegiendo a mi hija para que
no vuelva a sufrir. Esta vez sin embargo no desde la perspectiva del “para
siempre” sino desde la de “que nos haga felices”.
Una historia que a Noa le hace perder algún privilegio y
enriquecerse con otro tipo de cosas. Que me hace sentirme a mi más cuidada y así
poder cuidarle mejor. Pero que para ella
también supone un nuevo cambio. Y fuerte. Porque esto le confirma que papá y
mamá no volverán a estar juntos, frente al deseo inconsciente de todos y cada
uno de los niños que tienen dos casitas. Porque no solo papá tiene una nueva
familia, si no que mamá es ahora la que después de tres años dedicándose a ella
en cuerpo y alma, tiene que repartir un trocito de su amor hacia otro lado.
Lo que le intento explicar a la princesa, es que cuantas más
personas lleves en el bolsillo del corazón, más grande y capaz se hace este
bolsillo, y que el amor que das a una nueva persona no va en función del que le
quitas a otra. Y le repito cada día, que es la persona a la que más quiero en
este mundo, que ella es lo más importante para mí y eso nunca va a cambiar.
Pero desde hace 20 días, se empeña en dibujarme, día tras día, a papa, a mama y
a Noa. Juntos, bien juntos. Y a mí se me rompe el alma. Pero a la vez entiendo
que es su forma de elaborar esta nueva situación, y me reconforta que lo esté
haciendo.
Esta es la parte dura del momento, si bien en la mayoría de ratos
está contenta con las nuevas personas que han entrado a nuestra vida. Dice que
se siente cuidada, a veces dudo si lo dice porque es lo que yo quiero oír… Pero
la veo bien, teniendo en cuenta la tormenta.
Y es esta nueva situación la que refuerza todo lo que la
admiro. Porque con cuatro añitos es capaz de enfrentarse a las tormentas como
un guerrero de 40 años. Porque comprende y percibe las emociones de su
alrededor como nadie. Porque saca a relucir sus elaboradas defensas, no solo
para protegerse sino para protegerme. Porque es generosa como nadie, y capaz de
pasar por encima de determinadas adversidades. Y porque además de todo, nunca
deja de ser la niña de cuatro años que es.
Pues eso pequeña. Cuando de mayor leas estas líneas, te
seguiré queriendo “desde aquí hasta Ustrualia”, como me dijiste ayer noche. O
más si cabe. Serás una chica fuerte y valiente, y sobre todo, seguirás siendo
el tesoro más valioso que tengo. Venga lo que venga.
Arantza,me alegro de tu valentia por atreverte a ser feliz,por cuidar tan bien a tu nina y por contarnos de una forma tan clara y precisa el momento especial que estas viviendo.Besos,Maria
ResponderEliminarUn besazo María...¡ y otro para tus hombrecitos !
EliminarMe ha encantado Arantza, ¡me has hecho llorar! Como me gusta leerte tan feliz, Noa es afortunada teniendo una madre como tú, estoy segura que le van a encantar tus palabras.
ResponderEliminarUn beso. Bea
Bea, muchas gracias por tu comentario. Tus peques sí que van a tener unos padres fuertes como nadie... Y sobretodo dispuestos a ser felices en adelante. Muá guapa!!
EliminarMe ha encantado Arantza, ¡me has hecho llorar! Como me gusta leerte tan feliz, Noa es afortunada teniendo una madre como tú, estoy segura que le van a encantar tus palabras.
ResponderEliminarUn beso. Bea
Ya me has vuelto a hacer llorar a mi también!!!como no va a ser preciosa y especial la princesa por dentro y por fuera con la madre tan increible, natural y emocional que tienes. Mucho animo en esta nueva etapa!! Iosune
ResponderEliminarSosune... Tan emocional, que tengo que compartir mis miserias con alguien que me aguante como tú para no volverme loca...Jeje. GRACIAS POR ESTAR AHI. SIEMPRE. Muaká. (Y deja de llorar. ¡Llorica!)
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