27 de octubre de 2011

Érase una Princesilla y su Silla...

La Princesa ya no sabe como hacer para que la miren. Ir con una corona de princesa (super discreta) al "cole" no debe de ser suficiente para ella... Hoy ha protagonizado la anécdota de la semana en la Escuela Infantil. 
La Princesa estaba jugando libremente por la clase cuando se le ha ocurrido que lo más divertido podía ser mirar entre los barrotes de una silla como si fuera una ventana... Lo ha hecho, pero la Princesa no era consciente de que su cabeza era más grande que la distancia entre los barrotes... 


Pues sí, se ha quedado atrapada y no podía sacar la cabeza... No me quiero imaginar lo que habrá llorado, lo que se habrá angustiado... Hasta que las educadoras han decidido llamar a un carpintero para que ¡¡SERRARA LA SILLA!! ¡¡CON MI HIJA DENTRO!! Y la han liberado...

Según la educadora, ha sido una campeona y apenas ha llorado, le han dado el caramelo-que-todo-lo-cura (aunque era azul y ella lo quería rosa, para variar) y le han tenido un rato viendo con una educadora los payasos en la tele para que se le pasara el disgusto...

Pero bueno, ella ha venido contándomelo con absoluta naturalidad: 
- "Ha pillado la silla la cabeza a Noa ...y ha cortao un chico...y no había rosa...ha dado azul...Y Noa ha llorado un poquito poquito y María ma dado la mano así..."
Ese es el resumen que ella hace de su aventurilla con la silla... Solo espero que no haya cogido una fobia a tocar una silla que la mantenga corriendo de un lado a otro el resto de su vida...

2 comentarios:

  1. Con esta pequeña aventura seguro que, a más de uno, nos has robado una sonrisa. Pero, pensándolo bien, seguro que a ella en ese instante no le hizo ni pizca de gracia. je, je! Pobrecita! La de aventuras que corren estos pequeños en su afán y necesidad por explorar... pero que nadie se lo quite...
    Un saludo: Emma

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  2. Hola guapa! A mi hermano le pasó lo mismo de pequeño mientras jugábamos con mi primo en la terraza...el barrote lo serró mi padre (después de haber intentado sin éxito untarle las orejas con jabón para ver si así salía...) El no lloró nada, pero yo sí!! Éramos muy pequeños pero todavía nos acordamos; el otro día en su boda, le leí unas palabras y se lo recordé...y esta vez sí que lloró...
    Un beso gordo para las dos princesas desde estas frías tierras escocesas!! Bea

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