24 de noviembre de 2012

Los Monstruos de Nuestra Casa...


¡¡Buff...!!... Cuanto tiempo sin pasar por aquí... La organización y adaptación al otoño y comienzo de curso no ha sido fácil, aunque parece que las cosas van volviendo a su sitio. Y lo que sobretodo no ha sido fácil es echar algunos monstruos de nuestra casa.

Desde hace ya un par de semanas, algo que no puedo definir entra en nuestra casa, pasa por las puertas, y hace que Noa se despierte muy angustiada, llorando y pidiéndome que "no les deje entrar más"... mientras mira a la puerta.

Cada noche comprobábamos que la llave de la puerta de entrada estaba echada, cada noche Noa me preguntaba al acostarse si había puesto el pestillo y cada noche me pedía que no dejara entrar a ninguna serpiente, a ningún cocodrilo, a ningún malo. 
Como si yo fuera Indiana Jones... 

Si la pobre supiera que cada noche yo también necesito comprobar la llave y el pestillo de la puerta porque me sigue impresionando el silencio, si supiera que si viene un cocodrilo, una serpiente o un malo, lo primero que haré será cogerle a ella y echar a correr... Pero guardo el tipo estoicamente y cada noche le aseguro que mamá no va a dejar entrar en casa a nadie, que esté tranquila, que jamás voy a dejar que le ocurra nada...

En las últimas noches, estas afirmaciones empezaban a no ser suficientes tampoco. Intentaba explicarle que esos malos salían de su cabeza, que estaba soñando, que no eran reales y podía seguir durmiendo, pero es difícil para una niña de tres años entender el porqué de los sueños, distinguir fantasía de realidad. 
Así que anteayer decidimos echar a los monstruos de nuestra casa definitivamente.

Justo antes de acostarse, propuse a la princesa dibujar su sueño en un folio, con sus mejores rotuladores. Le pedí si me podía enseñar cómo eran esos malos. No lo dudó un instante. Eligió el color gris, el marrón, el negro "porque los malos son de esos colores" e hizo lo siguiente:


Me iba relatando que había hecho un monstruo triste, porque los monstruos están tristes porque son malos. Un sol (porque acaba de aprender a hacer soles), y poquito a poco fue colocando letras hasta que puso la palabra más arriba... "MALO". Aluciné por cómo saca las palabras y es capaz de escribirlas deletreándolas y siendo consciente de sus sonidos. Su expresión en todo momento era de enfado, poniendo mucho interés.

Saqué una bolsita mágica y metimos el dibujo de los malos enrollado, con el fin de deshacernos de ellos de alguna forma, temporal o definitivamente. Noa quiso dejar la bolsita en el armario bajo la fregadera, el mismo de la basura, con la puerta bien cerrada, por si volvían a salir... Y se acabó. Problema resuelto. 

Ese día le traje un par de cuentos sencillitos pero preciosos, "Buenas Noches Monstruos" y "Cosas que me gustan de ir a dormir", los cuales desde entonces no deja de leer...




Esa noche no vinieron los monstruos. Y la princesa ha vuelto un par de veces al armario de la fregadera para mirar a los monstruos de nuevo, para volverlos a dejar o comprobar que siguen encerrados ahí...

Ya nos pasa a los adultos. Es difícil vivir sin miedos, así que tendremos que aprender a convivir con ellos... Y por eso les hemos hecho un huequito al lado del cubo de basura, donde los podamos controlar...



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