21 de julio de 2014

Mamá quiero ser...


Parece que últimamente Noa está centrada en prepararse un futuro digno y prometedor. No está mal. Hasta ahora, se empeñaba en repetir que de mayor ella quería ser Médico y Psicóloga. Bueno, yo entendía algo así como Psiquiatra...
"Psicóloga como mamá, y Médica porque me gusta curar. Pero Médica de mayores, no de niños", aclaraba. Claro, ella no quiere ser esa señora con bata blanca tan desagradable a la que llaman Pediatra, y que se empeña en hacerle la vida imposible mirándole con una linternita el oído y con un palo nauseabundo la garganta, en esas contadas ocasiones en que su padre y yo nos empeñamos en llevarla a una revisión rutinaria...
El caso es que parecía tenerlo clarísimo. Muy concienzudamente decidido. Pero hace un par de meses me sorprendió con la propuesta de un nuevo giro en su itinerario profesional.
"Mamá, lo he pensado bien con mi cabeza y ya sé lo que voy a ser de mayor:
PSICÓLOGA, como mamá,
FRUTERA, como papá,
y EQUILIBRISTA."
Ahí queda eso.
No sé si imaginármela atendiendo una frutería ubicada a 25 metros del suelo, mientras hace terapia a sus clientes, o en un espacio terapéutico regalando plátanos por eso de la melatonina, con los cuales previamente ha hecho malabares...
El caso es que lleva todo este tiempo volviéndome loca.
Creo que ha decidido esperar a la carrera para lo de psicología, y a tener dinero para hacerse autónoma para la frutería.
Pero ya desde ahora, se está formando seriamente para la parte del equilibrismo. Sube escaleras con un pie, salta a la cuerda al "mas difícil todavía", se sube a las sillas saltando de una a otra, intenta superarse trepando más y más alto en el parque, coloca pajitas en fila en el suelo y anda sobre ellas imaginándose que bajo ella hay cientos de espectadores...
Y no puedo hacer más que supervisarla de cerca por si se cae, acudir a consolarla, porque ya me lo deja claro:
"Mamá, es que estoy ensayando para equilibrista"... Y no seré yo quien frustre sus vocaciones. Tal y como están las cosas, como si quiere ser sirena en alta mar, mientras disfrute con ello. Lo de trabajar luego, es otra historia. ¡Que empiece la función!...

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